Estar bien, porque una desea estar bien y eso es lo que trasmite
a su entorno y recibe de él. Bien, porque así la gracia de la vida llega a
nosotros para mostrarnos el camino, porque así el Creador se nos revela como
centro, voluntad, amor, justicia y tolerancia; como despertar, que con su
radiante luz traspasa el umbral de nuestra alma. Así percibo yo la belleza de
todo lo que fue creado, como luz que desea nuestra felicidad más absoluta, como
realidad a través de sus atardeceres eternos y constantes.
La vida es bella cuando todo a nuestro alrededor comienza a
tomar sentido. Nuestra libertad se encuentra en todo aquello que envuelve
nuestro ser. Su desarrollo depende de un misterio luminoso que te llama, crea,
forma y actúa. Sólo así el hombre podrá alcanzar su equilibrio entre sus
diferentes mundos. Un sólo cuerpo, una sola mente, una sola alma, una sola
nación comprendiendo el sentido de sus existencia. Todo empieza con el
reconocimiento del punto de nuestro corazón. Este es el puente que une lo de
arriba y lo de abajo, lo de afuera, lo de adentro y lo de más allá. Un punto
simple cuya diversidad la conforman el conjunto de todas nuestras almas. Y
todos llegaremos a comprender esto un día u otro. Los grandes poetas siempre percibieron
esta realidad y los grandes sabios les dieron forma. Palabra trascendiendo la
palabra.
Algún día la humanidad entenderá la importancia y el porqué de
sus deseos insatisfechos. Queremos más y más porque así está escrito en nuestra
naturaleza. No es tiempo para huir ni para vivir la vida como lo hemos estado
haciendo hasta ahora. Es tiempo de dar y comprender la dinámica entre el
otorgar y el recibir. Eso es lo que no debes olvidar cuando tu mente empiece a
fabricar un nuevo sueño. Todos ansiamos las mismas cosas, pero comprendemos
poco y al final acabamos decepcionados de la vida y de nosotros mismos
sintiéndonos muy solos y sin dirección, dándole vueltas y más vueltas a la
rueda . Y así será hasta que deja de serlo.
Lyra